Mis respetos, señor Tres Patines

Fuente original: Suplemento Ellas - La Prensa Panamá (edición online)

15 Abril 2011

Autor: Roxana Muñoz

Tres Patines - Tape Cassette Art
Figura de Tres Patines elaborada a partir de cintas de cassette.

Me quito el sombrero y me pongo una chaqueta mal abotonada, en reverencia a José Candelario Tres Patines, interpretado por Leopoldo Fernández en radio y televisión.

He sorprendido a compañeros en La Prensa doblándose de la risa cuando a las 8:00 de la noche Sertv transmite Tres Patines. Genial.

El es un bribón imposible de no adorar. Cuando no estaba preso lo andaban buscando. Su segunda casa era La Tremenda Corte y allí iba derechito ¡a la reja!

Sus víctimas no eran nada brillantes. Le vendió a Nananina un canario que resultó ser un cangrejo pintao de amarillo, y a Angelita un loro que nunca habló porque era un murciélago.

Prometió a unos alumnos enseñarles un buen inglés y les mostraba en el aula un retrato de Winston Churchill, quien ¿sí o no? era un buen inglés.

Como defensa alegaba que todo se debía a una confusión. Cuando fue fotógrafo y en los retratos la gente salía sin cabeza, él se excusó diciendo que ellos le habían pedido que las fotos no salieran caras.

Con Rudecindo se comprometió a boxear e ir a medias en las ganancias del espectáculo. Pero solo peleó hasta el quinto asalto porque a medias significaba que él peleaba cinco asaltos y Rudencindo los otros cinco.

Cada vez que se despedía de una mujer guapa la abrazaba largamente repitiendo: “Para mí ha sido una gran satisfacción” y le deseaba próspero año nuevo aunque fuera el mes de abril. Si alguien trataba de engatusarlo gritaba: “Ta’loco, ¡qué te pasa chico!”.

Pero tenía muy mala suerte: Uno de los pocos días en que llegó a sus manos una fortuna lo fue a visitar Lola: los ladrones.

A su tío Sinecio lo mató un tren, lo que él llamaba una muerte natural. Según Tres Patines, si te atropella un tren lo más natural es que te mueras. Siempre andaba de pelea con Cucusa, su eterna enamorada, y la única vez que dijo la verdad al Sr. Juez, este no le creyó.

A su mamita nunca la vimos, pero era igual de pícara. Se había quitado tantos años que ya era menor que el hijo.

El resto del elenco también brillaba. La coqueta Luz María Nananina (“Aquí como to los días”), constantemente acusaba a Tres Patines de algo.

Rudecindo Caldeiro y Escobiña (¡Presente!), bobo como él solo, socio de Nananina y víctima reincidente de las estafas de Tres Patines; y Patagonio Tucumán y Bandoneón que saludaba en la Corte diciendo: “A la voz de Aura: primera...” y soltaba un verso con un insulto velado contra el Sr. Juez.

El Juez, quien resolvía el tremendo caso (un bombericidio o un billetericidio), era un hombre instruido y decente, pero si se enojaba (¡Póngale!) multaba hasta a su secretario (¡Cién pesos, cien pesos!).

Vivía corrigiendo a Tres Patines quien decía lilimento en vez de alimento y ojomeneado en vez de homenajeado. Pero Lo que más le enojaba a su señoría eran las andanzas de Tres Patines con su hermano gemelo (sí, el del Juez).

Hoy para hacer reír se usa y abusa de la vulgaridad. Estos comediantes cubanos eran de lujo. Cosa más grande, chico.

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