La Tremenda Corte y su culto a Tres Patines

Fuente original: Diario El Panamá América, Edición Online.

21 Junio 2005

Autor: Julio E. Linares Franco

Tres Patines, el criminal nato
Parte del elenco de La Tremenda Corte, vemos a Mimí Cal, Aníbal de Mar y Leopoldo Fernández, mientras actuan como parte del programa “Empiece con Bacardí” de la CMQ. Fotografía de 1950 en Manacas, Cuba.

Relato

Leopoldo Fernández ya tenía 57 años de edad cuando nací y alrededor de 62 cuando se filmaron en México los conocidos episodios de “La Tremenda Corte” que todavía disfrutamos en la televisión panameña (yo apenas arañaba los 5 años por aquellos días).

Y es que desde que tengo uso de razón, recuerdo que llegando del bus de la escuela me iba directamente a la televisión a ver "La Tremenda Corte". Y con tal de ver este programa, me proponía a sacar siempre buenas notas.

Fernández nace en Jagüey, Cuba, un 26 de diciembre de 1904, y entre sus múltiples labores iniciales tuvo las de repartidor de pan, telegrafista y tabaquero. Forma con allegados y amigos una compañía teatral en 1926. Entre múltiples giras dentro de Cuba, conoce a Mimí Cal, la Nanina radial de La Tremenda Corte, con quien compartiría 16 años de intimidad.

Viaja a varios países vecinos como Puerto Rico, Colombia, República Dominicana y Venezuela, retornando a Cuba en 1939.

La Tremenda Corte es inaugurada en 1941 por la emisora radial RHC Cadena Azul. También desarrolló a Pototo, personaje que interpretó magistralmente en su patria natal junto con Filomeno, interpretado éste último por su carnal Aníbal de Mar (El Tremendo Juez).

La revolución cubana lo obliga salir de su isla y establecerse en Miami. Pero es desde México donde su característico personaje de Tres Patines, es exportado a gran parte de la televisión hispanoamericana a mediados de los años "60.

Y son precisamente estos episodios, los que tenemos los panameños cuatro décadas de estar disfrutando. Lo acompañan actores estelares como Norma Zúñiga (Luz María Nananina), Florencio Castelló (Rudesindo Caldeiro y Escobilla, alias "El Curro") y Marco de Carlo (Patagonio Tucumán y Bandoneón).

Tres Patines rompe todos los esquemas de la comedia folklórica y popular.

Su permanente e inquebrantable vigencia, amenaza con abrazar ilimitadamente a las generaciones venideras. Su creatividad era insuperable y su naturalidad, genial. Convertía supuestos errores de cámara o de actuación, en comicidad tangible cuando actores que lo acompañaban en el episodio, no podían ocultar la carcajada sorpresiva y espontánea creada por sus naturales ocurrencias ajenas al libreto.

Un personaje cuyas fechorías eran marcadas con la genialidad de su actuación, su lenguaje lo adornaba con la creatividad de su inusual vocabulario y cuya energía creaba un ambiente donde reír no cuesta nada.

Tres Patines crea el fenómeno de anteceder la risa al chiste o la carcajada a la ocurrencia. Risa o carcajada que aumenta después de visto el gesto y oída la frase.

Sus diálogos con "El Tremendo Juez", que muchas veces convirtieron a Aníbal de Mar en uno más del público oyente y vidente con sus inaguantables explosiones risueñas, fueron memorables e insuperables. A veces acompañados con cantos clásicos de un recordado repertorio cubano como "Lagrimas Negras" o "Ahorita va a llover".

Leopoldo Fernández murió el 11 de noviembre de 1985. Pero Tres Patines, el hijo de "Mamita" y carnal de "Filomeno", siempre andará por nuestros rincones, en la radio, en la televisión, en la boca de otros, en el recuerdo y en la nostalgia, o en la remembranza esculpida por la última sentencia que le propinara el Tremendo Juez de la Tremenda Corte: la de nunca olvidarlo.

"Mamita .... tu hijo ...... si me ves llegar en coche bota todos los muebles por la ventana .... Ataja".

Así iniciamos el merecido, sencillo pero sincero homenaje a un personaje que en el centenario de su natalicio y a veinte años de su partida, todavía nos hace llorar de la risa por sus ocurrencias, creatividad y genialidad como comediante.

José Candelario Tres Patines, personaje del cubano Leopoldo Fernández, tiene una magia y una mística única en su género.

Podemos ver los mismos capítulos y reírnos cada vez más, aunque sepamos de antemano la palabra o la frase que viene.

Su arte natural de hacer reír a los propios actores que lo acompañan como Anibal de Mar (El Tremendo Juez) y su propio hijo Leo Fernández (Polito Abril y Mayo), entre otros, fortalece la comicidad del programa.

Con el compromiso de traerle un lechón a Polito en una cena de éste, le envía un telegrama que decía:

"Tengo juicio y cumpliré .... contigo no habrá problema ... ten agua caliente preparada que voy cochino ..... ¿entonces Tres Patines usted llevó el lechón? No porque el cochino era yo mismo que no me pude bañar porque caí preso ... Ataja" .

Una vez dijo que era "médium espiritista" y que le faltaba la mitad para ser espiritista "enterum"; y cuando era enfermero y estaba Rudesindo enfermo le decía:

"Rude antes de darte la cucarachita (eran cucharaditas) tengo que agitarte para que vayas moviendo las coyunturas ...... Síguelo Trabuco ...".

En fin, podríamos escribir tantas anécdotas de este cubano flaco y desgarbado, pero con un carisma que precede a su muerte y que lo mantiene y mantendrá vivito y coleando, quien sabe por cuantas generaciones venideras.

Yo por mi parte, seguiré viendo, escuchando y disfrutando los episodios sin iguales de "La Tremenda Corte", porque así tendré una vida más larga, duradera y placentera.

"Cosa mas grande la vida, chico"

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