¡Cosa más grande la vida, chico!
Fuente original: La Nación (Costa Rica)
21 Enero 2001
Tres Patines, nostálgico embaucador de inocentes y uno de los personajes de radio más recordados en Latinoamérica, salió de Cuba en 1962 y murió en Miami 13 años después.
La Habana. Acomodadas como desiguales piezas de un dominó multicolor y golpeadas con fuerza por la brisa marina de principios de año, las imágenes desordenadas de las edificaciones capitalinas que rodean la bahía de La Habana parecían confundirse en la bruma y perderse en la distancia conforme el Santos Cerro, un buque español de pasajeros y carga que todavía cubría la ruta entre Cuba y Estados Unidos, se alejaba del bullicioso puerto habanero.
Aunque aquel instante de principios de 1962 sería el último recuerdo visual de su tierra, otra sensación de tristeza estremecía en su interior al ya veterano cómico cubano Leopoldo Fernández Salgado, mientras observaba el panorama desde la cubierta del buque: a sabiendas de que su anciana madre, María Salgado Prieto, no quería que se fuera del país, él prefirió marcharse sin que ambos enfrentaran el profundo dolor del momento de la despedida personal.
Es decir, cuando Tres Patines se fue de Cuba a Miami, no se despidió de Mamita y nunca más la volvió a ver. Además, apenas tuvo tiempo para resolver las complicaciones de una salida legal pero intempestiva con su esposa Eneida González y su hijo Leopoldo, confiado en que la separación sería temporal y en que, al igual que miles de familias cubanas desintegradas por las turbulencias políticas de esa época, la situación nacional se normalizaría y pronto se reencontrarían.
En el silencio de la distancia con su hijo, reservada y discreta, de recio carácter y autoritaria, Mamita murió en La Habana en 1966. Sacudido por lo que al final se convirtió en una separación permanente, la imagen del más famoso humorista cubano de todos los tiempos siempre está unida a la de su inseparable Mamita.
Tres Patines nació en 1902 en Jagüey Grande, un pequeño poblado de la centro-occidental provincia de Matanzas, 140 kilómetros al este de La Habana, y murió el 11 de noviembre de 1985 en la ciudad de Miami.
Durante gran parte de sus poco más de 82 años de azarosa existencia, cultivó desde los espectáculos circenses y teatrales, hasta la radio y la televisión, pasando por la música y el baile, disfrazado de ladrón o de negro, de payaso o de caballero galán, de adulador o de aventurero.
Por eso, su nombre ha trascendido épocas, fronteras y generaciones.
Raíz artística
En su natal Jagüey Grande, como hijo primogénito de Leopoldo y María, el niño Leopoldo exhibió sus primeras capacidades artísticas en un circo casero de sus progenitores. Como heredero de una variedad de oficios, su padre era artista, cantante, coreógrafo y jefe de policía del pueblo.
La familia –integrada también por los restantes hermanos Ofelia, Joseíto, Leopoldina y Aleida (actualmente con 90 años de edad)– emigró a La Habana con los hijos todavía pequeños, lo que le permitió al joven Leopoldo vincularse con el ambiente artístico de la capital.
En una ocasión, siendo todavía muy joven, participó en un concurso de bailarines de charleston y se vistió como los negros del sur de Estados unidos. En su presentación, incluyó breves elementos de humor, lo que le permitió ganar el certamen y ser contratado por un espectáculo humorístico para que trabajara en reemplazo de un artista negro.
Luego de surgir y de consolidarse como actor, viajó a Venezuela y Puerto Rico en la década de 1930. En Caracas, en 1938, presentó una comedia con sainete y variedades. De regreso a Cuba, en el decenio de 1940, se vinculó a quien sería su gran socio en el escenario: el actor cubano Aníbal de Mar, uno de los fundadores del cine criollo y protagonista del detective Chan Li Po en la película Rafles, el Ladrón de las Manos de Seda y otros papeles destacados.
A partir de entonces, ambos se integraron en una diversidad de controversiales y conflictivos personajes en el teatro, la radio y la televisión. Así, mientras uno asumía la distraída figura de Pototo (Fernández); el otro, la del incómodo y cascarrabias de Filomeno. También cosecharon éxitos con Juan Ramón y Domitilo, protagonizados respectivamente por Fernández y De Mar.
No fue sino hasta 1947 cuando surgió el programa radiofónico de La Tremenda Corte, primero en Cadena Azul y luego en CMQ, una de las principales emisoras de la isla antes de 1959, con Tres Patines en el centro de la controversia.
"Tres Patines es un típico 'buscavidas', un embaucador de gente inocente. Lo mismo un día vende periódicos que pone inyecciones, y al día siguiente por la mañana compra carne y por la tarde, alquila cuartos. Todo lo hace con una gran cultura y un dominio del lenguaje", explicó el humorista y actor cubano Ulises Toriac, quien ha estudiado a fondo a los protagonistas pasados y presentes del humor en Cuba.
Con los libretos del gallego Castor Vispo, considerado como el mejor guionista radiofónico y periodista del humor de Cuba, el elenco inicial fue encabezado por Fernández, como José Candelario Tres Patines y su saco siembre mal abotonado; Aníbal de Mar, como El Tremendo Juez rígido pero pícaro, y Manuela Cal y Fariñas, andaluza de origen y cubana de nacimiento con el nombre artístico de Mimí Cal, como Luz María Nananina en constante enojo. Cal estuvo casada con Fernández.
También actuaron los cubanos Adolfo Otero, como la víctima permanente de Rudesindo Caldeiro y Escobiñas alias El Curro, y Miguel Angel Herrera, como el secretario de "venga la sentencia".
"Castor logró el formato idóneo, al presentar el nudo y el desenlace de forma sencilla de lo que es una situación extrema. Esa es la cotidianeidad de La Tremenda Corte, sin meterse en política. Tres Patines y el Tremendo Juez son figura y contrafigura", agregó Toriac.
Al salir de Cuba a Miami, Fernández se asoció en Monterrey, México, con el productor cubano Jesús Alvariño para realizar medio centenar de programas de televisión, con el mismo Tremendo Juez, mientras el personaje de Nananina fue asumido por otras actrices cubanas y los de Rudesindo y el Secretario por actores mexicanos.
En el show de México, y con el nombre Polito Abril y Mayo, actuó Leopoldo, uno de los hijos de Fernández en la vida real. Se sabe que tuvo varios hijos con sus diversas esposas y que dos se llaman Leopoldo y el resto, Leonor, Leobaldo, Leonel, Leonora y Lenia, pero que ninguno vive en la isla.
"Tres Patines ha sido el mejor cómico de la radio nacional. Fue bueno en teatro y en televisión, pero una verdadera estrella en la radio. Sus programas tienen hoy éxito, como si fueran actuales", comentó el periodista, escritor y humorista cubano Enrique Núñez.
"Fui íntimo amigo de Leopoldo: él tenía toda la gracia del cubano en su vida normal. El cubano es muy gracioso, por sus cuentos y ocurrencias. Así era Tres Patines, evidentemente cubano. Estaba permeado de una gracia pero sin ninguna intencionalidad política", relató Núñez, quien es dirigente del gremio intelectual.
"Si hubiera regresado, habría sido muy bien recibido por el público. Pero simplemente no volvió a la alegría del pueblo", agregó.
Salida honrosa
Al salir del país, sus programas dejaron de ser difundidos y su nombre se fue diluyendo con el paso de los años en el escenario artístico doméstico, para quedar sólo en el recuerdo de viejas generaciones.
Pero si tenía gran fama, ganaba mucho dinero y vivía a sus anchas, ¿porqué Leopoldo Fernández se fue de Cuba de pronto y casi sin despedirse de nadie, aquel día de principios de 1962?
Las respuestas son diversas. Por aquellas fechas de finales de 1961 e inicios de 1962, la situación política cubana seguía signada por la constante agitación y el enfrentamiento con Washington, desde que las fuerzas rebeldes de Fidel Castro triunfaron al amanecer de 1959 y establecieron un sistema que en abril de 1961 proclamó su carácter socialista.
En ese contexto, surgieron varios motivos para la salida de Fernández y, entre ellos, destaca una leyenda que se ha difundido entre los cubanos de las viejas y nuevas generaciones y se relaciona con una de las obras de Pototo y Filomeno en un teatro capitalino, mientras ambos discutían acerca de dónde colocar un retrato de Castro.
Le leyenda –cuya veracidad algunos pocos confirman– cuenta que, de pronto, Pototo tomó la decisión y, con un doble sentido, anunció ante un nutrido público:
–Déjame, que a este lo cuelgo yo.
En el auditorio se habrían escuchado aplausos, risas y silbidos. Y, según la leyenda, Tres Patines o Pototo habría caído en desgracia ante el régimen cubano, por lo que optó por emigrar.
"Eso no es cierto", afirmó Octavio Rodríguez Fernández, sobrino de Tres Patines, hijo de Aleida y cómico que actúa bajo el nombre de Churrisco."En la salida no hubo ni 'tragiquismo' ni persecución política. Fue perfectamente legal", insistió Rodríguez, quien en su casa en La Habana conserva trofeos, medallas, fotografías, recortes de periódicos, caricaturas e infinidad de recuerdos de la prolongada carrera de su tío.
"Él nunca se paró en una tribuna a gritar en contra de la Revolución", recalcó.
Toriac y Núñez coinciden en que la leyenda popular ha sufrido muchas transformaciones. "Hay artistas cubanas como la cantante Celia Cruz que se han manifestado abiertamente en contra del proceso revolucionario. Pero Tres Patines no fue así", aseguró Toriac.
En 1961 y 1962, la Revolución "era muy atacada desde muchos lados y la reacción interna fue defenderse sumariamente de toda esa oposición", agregó.
"La esencia del humor en general –continuó– es 'antiestablishment', porque el humorista se mete con todo, con la Iglesia, con el Estado, con todo lo que reprime el cerebro del hombre, como el sexo, la religión, la ética, la moral, la estética, todos los tabúes que hay en el cerebro del hombre. Y al humor le gusta andar contra corriente, es su hábito formal".
Además, el proceso revolucionario impuso el igualitarismo "y como los artistas tenían un nivel de vida superior, no veían con beneplácito los cambios sociales y económicos, no sólo Tres Patines sino un gran número de artistas y profesionales de todo tipo, por lo que en los primeros años hubo una gran fuga de profesionales", adujo.
Núñez, por su parte, concedió poca credibilidad a la historia del retrato de Castro. "Eso no sucedió nunca, porque si hubiera sucedido yo lo hubiera sabido y él me hubiera contado: 'Mira, dije esto y me trajo problemas'. No tuvo nunca intención política".
Según este escritor, Fernández y muchos otros artistas "empezaron a ver" que la Revolución era socialista y "se fueron del país porque creyeron que los sueldos iban a ser menores, como efectivamente ocurrió, aunque otros salieron por contratos en el exterior. Unos pensaron que la Revolución no iba a durar mucho y decían que regresarían 'cuando se caiga esto'. Por eso no volvieron".
"Leopoldo –recordó Núñez– ganaba una buena cantidad de dinero. Le gustaba mucho gastar dinero, era muy gastador. Le gustaban los casinos, que fueron suprimidos. Él no hubiera podido vivir en una Cuba socialista".
Sin embargo, según su amigo, Tres Patines llegó a ser voluntario de las milicias al principio de la Revolución y "cooperó" con el sistema. "No fue contrarrevolucionario. Cooperó y grabó un mensaje a favor del movimiento guerrillero que se pasaba por la radio clandestina durante la guerra. Por eso y más, nunca fue un emblema del anticastrismo", puntualizó.
Poco después de morir en su residencia del sur de Miami, su viuda Vilma Carpio negoció con radio Martí, emisora norteamericana anticastrista que transmite de Estados Unidos hacia Cuba, para que difundiera La Tremenda Corte, lo cual nunca se hizo estando él vivo. Así, nuevas generaciones de cubanos pudieron escuchar un programa que siempre se ha mantenido en numerosas estaciones de radio latinoamericanas.
Con su saco mal abotonado, su confuso vocabulario y su astucia y atrevimiento para los negocios fáciles que lo enviaron muchas veces "a las rejas", José Candelario Tres Patines llegó a millones de hogares en América Latina, aunque jamás logró lo que hubiera sido la "cosa más grande de su vida" como implicado en un agudo "mal-de-patria-cidio": que se le sentenciara a retornar a su hogar junto a su Mamita en Cuba.
La verdadera mamita
En muchas de las jocosas disputas verbales entre El Tremendo Juez y Tres Patines durante cualquiera de los complicados juicios, siempre aparecía el nombre de Mamita. Fue así como en una ocasión, el juez le pidió que describiera a "su Mamita", siempre involucrada directa o indirectamente en el lío judicial.
Con su inconfundible y agudo tono de voz, Tres Patines sonrió, preguntó al juez si en verdad "¿tú quieres saber cómo es mi Mamita?" y como exhalando aire con orgullo señorial, le explicó que es "una mujer bajita, gordita, con vestido de flores".
Y aunque físicamente así era, su personalidad era todo lo contrario.
"La Mamita de Tres Patines no tenía nada que ver con la verdadera personalidad de mi abuela, que era una persona adusta, seria y rigurosa", comentó, sonriente, el humorista cubano Octavio Rodríguez Fernández, sobrino del cómico.
"Ella era –relató– una mujer respetuosa del matrimonio y de la casa que sola crió a sus hijos. Nada que ver con la mujer desmadrosa a la que Tres Patines hace referencia en el programa, con una imagen de mujer delgada, flaca, presurosa, mal vestida y tramposa como su hijo".
El regreso a Cuba
El espacio Tres Patines podría retornar a Cuba, después de casi 40 años de haber abandonado su país. A finales de agosto pasado, y por primera vez desde 1962, un grupo de humoristas y artistas cubanos presentaron una parodia de La Tremenda Corte en la televisión nacional, que está bajo control estatal, como los demás medios locales de comunicación. Ahora hay gestiones para que un programa similar, con actores nacionales, reaparezca al menos temporalmente.
Dirigido por el cómico Ulises Toriac, y con los mismos nombres de los personajes básicos de la historia original que nació en 1947 (Tres Patines, El Tremendo Juez, Nananina, Rudesindo y el Secretario), el programa duró 13 minutos.
Al recordar que en algunos sectores del país se cree todavía que Leopoldo Fernández se fue de Cuba por problemas políticos con la Revolución, Toriac comentó que "cuando propuse la idea de hacer La Tremenda Corte, pensé que los directores de la televisión rechazarían el plan. Pero lo único que me pidieron fue despolitizar el tema".
Toriac interpretó el papel de Tres Patines y el caso del día fue un "permuticidio", ya que José Candelario se vio implicado en un lío sobre una permuta de vivienda entre dos familias.