Un adiós a Pototo

Fuente original: El Miami Herald, Miami (edición impresa)

13 Noviembre 1985

Autor: José de Córdoba (Redactor de El Miami Herald)

ESTA ES UNA REPRODUCCIÓN TEXTUAL DE LA PUBLICACIÓN ORIGINAL IMPRESA (13-NOV-1985)

La Tremenda Corte - Caricatura de Cristian Hernández
Imagen alusiva a La Tremenda Corte, realizada por el caricaturista-ilustrador Cristian Hernández (www.cristiancaricaturas.com).

Entre las lágrimas de familiares y admiradores que acudieron el martes a velar los restos del legendario comediante cubano Leopoldo Fernández, creador de los personajes de Pototo y Tres Patines, también se escucharon risas y se vieron sonrisas, al recordarse anécdotas de su vida y su carácter.

Un desfile constante de personalidades de la farándula, amigos y público pasó durante todo el día por la Funeraria Rivero, donde yace el cadáver de Fernández, quien murió el lunes a los 82 años.

El cadáver se encuentra en un féretro cerrado. Solo la familia vera sus restos. "Dijo que era el único show que no le debía al público", explicó su viuda, Vilma Carbia. "Bromeo que la gente iba a decir: 'Mira, si se ve mas saludable y con los cachetes mas rosados que nunca' ".

Fernández creó el personaje de Tres Patines para el programa radial cubano La Tremenda Corte, en los años 40. Su creación perduró y triunfó por todo el Caribe y en muchos países de América Latina.

"Cuando un hondureño o un dominicano imita a un cubano, la persona a la que esta imitando es a Tres Patines", dijo el escritor cubano Carlos Alberto Montaner. "Pototo, Tres Patines, llegó a ser algo como el estereotipo del cubano".

"Era famoso, no solo en Cuba, sino en todo el continente", dijo Armando García Sifredo, comentarista radial de la emisora WRHC.

El personaje de Tres Patines, vestido con un sombrero ridículo, chaqueta mal abotonada y pantalones remangados, sigue encantando a los oyentes que escuchan La Tremenda Corte en Santo Domingo y otras partes de América Latina.

En cada episodio, Tres Patines se encontraba en la corte de un juez, acusado de una infracción menor. Sus enrevesadas explicaciones siempre terminaban por enojar al juez y meterlo en más líos.

"La chispa la tuvo hasta ayer mismo", dijo su viuda. "Y creo que allá en el cielo esta haciendo reír a todos".

Esa chispa fue innata, dijo Leopoldo, su hijo. Recordó que siendo niño en el pueblo de Güines, su padre fue enviado a buscar una cazuela de carne con papas. Al oler el aroma, el joven empezó a picar, hasta que terminó con toda la carne con papas. Al darse cuenta de que no quedaba comida, el futuro comediante se sentó a llorar en una acera del pueblo. Al preguntarle alguien por que lloraba, explicó: "Venía caminando con la carne con papas. Tropecé. Me caí. Y lo único que pude recoger fue el caldo".

Ese humor también podía ser candente, como comprendió el gobierno de Fidel Castro, que le cerró abruptamente el Teatro Nacional en 1961.

El cierre se produjo después de una escena cómica, en la cual Fernández, que interpretaba a un hombre que desempacaba después de una mudada, pide encargarse de un retrato de Fidel Castro. "Ese lo cuelgo yo", dijo Fernández con obvio doble sentido.

El chiste le costó una estadía en la cárcel de 28 días, más el cierre del teatro, después de disturbios en los que hubo heridos, dijo Carbia.

Fernández dejó Cuba en 1963 y se mudo a Miami. Siguió trabajando en teatros y en la televisión por America Latina, "en donde pudiera hacer a la gente reír y hacer el mayor bien", dijo su hija, Leonor Zulueta. Su sepelio será hoy a las 9 A.M. en el Miami Memorial Park.

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