Adolfo Otero

Adolfo Otero
Adolfo Otero en su actuación en la película “Siete muertes a plazo fijo”. Haz clic sobre la imagen para verla completa.

Adolfo Otero, quien fuera la voz principal de Rudecindo Caldeiro y Escobiña en el programa radial La Tremenda Corte, nace en 1893 en España, desde donde se traslada a Cuba en busca de mejoras económicas a inicios del siglo XX.

Fue uno de los últimos en hacer el personaje de gallego en el Teatro Alhambra, por lo que se le conocía como “El Gallego”. Luego del cierre del teatro, se integra a la compañía de Garrido y Piñero (1930-1935).

Durante su carrera tuvo gran participación en diversas obras de teatro. Entre uno de sus trabajos teatrales esta “El Precinto Competidora“, en el que interpretaba a un juez.

Adolfo Otero
Adolfo Otero, esta en una de las pocas fotografías que se tienen de él.

Otero fue uno de los primeros actores cómicos en aprovechar las ventajas de la radio como vehículo. Con la ayuda de los magníficos libretos de Castor Vispo, fue protagonista de los episodios del detective gallego Rudy Rod; pero sobre todo al juntarse el elenco de la Tremenda Corte vivió sus mejores momentos como el personaje Rudecindo Caldeiro y Escobiña, junto a Leopoldo Fernández y Aníbal de Mar.

Era uno de los artistas cubanos más grabados fonográficamente desde 1925, junto a Sergio Acebal, Ramón Espígul y Pepe del Campo, con quienes trabaja largo tiempo en la radio y más tarde en la televisión.

Se vincula a la radio desde fecha tan temprana como 1929, en la emisora CMW y posteriormente en CMK, RHC Cadena Azul y Radio Progreso, hasta que es contratado como actor exclusivo de Unión Radio Televisión.

El 6 de noviembre de 1950 debuta en la televisión en el programa “Los Cuatro Grandes”, junto a Tito Hernández y Carlos Mas, dirigidos por Clara Romay y con libretos de Carlos Robreño, inicialmente era transmitido a las 8.30 p.m. y luego a la 1 p.m. Este fue uno de los primeros programas dramatizados (o hablados como les decían entonces) de ese canal y una versión televisiva de su homónimo radial. Por un tiempo, ambas versiones se transmitieron de forma simultánea en ambos soportes. Permaneció en pantalla hasta Julio de 1951.

En 1951 participa en el programa “Polémicas Trinidad y Hnos” junto a Lolita Berrio; en la “Tienda de Venancio” y en “Leoncia y Alacranete”, en Telemando Canal 2, junto a Armando Bringuier, Alicia Rico y Candita Quintana, así como en “Cuba ríe con Cristal”, junto con su gran amigo Julito Díaz.

Adolfo Otero
Fotograma de la película “Hitler Soy Yo”, tomado del libro “Hollywood in Havana: Film Reception and Revolutionary Nationalism in Cuba”.
Adolfo Otero
Fotograma de la película “Hitler Soy Yo”, en donde actuó Adolfo Otero.

En Enero de 1954, debutó en CMQ Radio, en el espacio La mesa cuadrada, iniciado con una frecuencia diaria a las 8.55 p.m. Lo escribía Cástor Vispo y tenia como moderadores a Jesús Alvariño y a Luis Echegoyen. El programa saltó a la TV en julio de 1954, por CMQ-TV (Canal-6) los Jueves a las 9 p.m. y se mantuvo en el aire hasta Octubre de ese año.

Otero participó en varias películas cubanas. Protagonizó el personaje central de la sátira “Hitler soy yo” del director Manuel Alonso y estrenada en 1943, en la que interpretaba el papel de un bufonesco Führer.

Su vida fue muy paralela a la de otro artista cubano del teatro cómico, Julito Díaz, que siguió una trayectoria parecida, pero sin una caracterización étnica específica, sino simplemente como cubano. Ellos dos eran muy amigos.

Siete muertes a plazo fijo

Fragmento de la película “Siete muertes a plazo fijo” en donde aparece Adolfo Otero.

Es en 1950 que se estrena el largometraje titulado “Siete muertes a plazo fijo” dirigida por Manuel Alonso, una de las mejores cintas cubanas de esa época de género policíaco (thriller).

En esta película se narra lo que sucede en una noche de fin de año, donde varias personas reunidas en una fiesta escuchan las predicciones de un astrólogo que vaticina la muerte a siete de ellos. A lo largo de la película los hechos se desencadenan de forma tal que parece que la predicción va a cumplirse. Al final el astrólogo resultó ser un demente.

Adolfo Otero tiene una participación muy singular en este filme y le agrega ese humor negro que tan bien le caracterizó. Otero hace el papel de Pantaleón Corona, el dueño de una funeraria. Al inicio de la película él junto a un amigo son encañonados por “Siete Caras” quien les obliga a entrar en la residencia del banquero. Tan pronto como los asistentes a la fiesta se reponen, tras la huida del delincuente, él pasa a asediar a los “futuros difuntos” con sus ofertas de tendidos, panteones y carrozas. A Otero corresponden varios de los diálogos más simpáticos que se escuchan en el filme:

  • “Que tenga usted una muerte feliz y sosegada”
  • “Dime cómo te entierran y te diré quién eras”
  • “Vamos, haga un esfuerzo. Si no se muere, de qué vamos a vivir nosotros”
  • “Tengo cajas de segunda mano que salen más baratas”
  • “Si se muriera, qué cajita más linda le haría”
Adolfo Otero
Imagen de la película “Siete muertes a plazo fijo”, de izquierda a derecha: Actor desconocido, Adolfo Otero, Alejandro Lugo y Enrique Alzugaray.

Muerte repentina

Según documenta el diario El Nuevo Herald de Miami en su edición del 22 de noviembre de 1990, cuando el actor Adolfo Otero asistía a la funeraria en donde se velaba a Julito Díaz, su compañero y amigo de jornadas teatrales, sucedió que él falleció también en dramáticas circunstancias. Sobre esto último el sistema de noticias mexicano AMPRyT.net detalla que mientras Otero era entrevistado por un reportero de la Revista Bohemia y relataba algunos hechos de la vida de su amigo Díaz, él se llevo las manos al estomago, gritó de dolor y cayó al piso, luego dos horas más tarde fue velado en la misma funeraria.

Una explicación más consistente sobre los hechos relacionados a la muerte de Otero y su amigo Julito Díaz, la podéis leer en este artículo, en donde se relatan los acontecimientos ocurridos en ese trágico hecho, junto con las fuentes de información.

Según un comentario de Rae Otero, hija de Adolfo Otero, en Esparta WebLog, menciona que su padre durante una entrevista a un medio gráfico, de repente se llevó las manos al pecho en donde sentía un dolor muy fuerte, al punto que cayó al suelo. De inmediato él fue llegado al hospital pero murió al ingresar. Hasta la fecha no se ha podido autenticar la identidad del autor de dicho comentario.

Adolfo Otero falleció a finales de octubre de 1958 al igual que su gran amigo Julito Díaz, según lo cita un ejemplar de la revista cubana Bohemia del 2 de noviembre de 1958. También el periódico Los Angeles Times del 12 de noviembre de 1958, menciona que Otero falleció de un ataque al corazón a la edad de 61 años.

En resumen, desde la segunda década del siglo XX, su nombre fue sinónimo de humorismo popular. Gran cómico del Teatro, la Radio y la TV, e incluso la prensa cubana de entonces lo catalogó como “el Gallego Monumental”.